En el siglo XX la mecanización y la progresiva desarticulación del viejo modo de producción agrícola hizo desaparecer también todas aquellas actividades artesanales vinculadas al campo como el tejido hecho a mano. El resultado fue que a partir de las décadas de 50 y 60 los batanes y molinos fueron cayendo en desuso y finalmente quedaron abandonados.
Sin embargo, hay noticias de que hasta 1966 aún se aceptaron encargos de mantas para abatanar. Esto indica que los batanes de Mosquetín podrían haber sido los últimos en estar en uso en Galicia. El golpe final llegó entre 1966 y 1970 con la construcción de la vecina piscifactoría. Esta moderna instalación adquirió los derechos del agua de la vieja presa y construyó nuevos canales de hormigón para conducirla a sus tanques.
A comienzos de la década de 1980 los edificios ya estaban completamente abandonados y presentaban importantes problemas de conservación con parte de sus tejados caídos y las maquinarias deterioradas.